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Leo Veo Prometeo no. 16

Periódico Escolar Leo Veo Prometeo correspondiente a los meses de Noviembre y Diciembre de 2015. Este periódico es escrito por estudiantes de primaria del Centro Freinet Prometeo.
Centro Freinet Prometeo
Leo Veo Prometeo, número 16, página 1

Centro Freinet Prometeo
Leo Veo Prometeo, número 16, página 2

Especial de terror en Radio Prófuga

A continuación, nuestro especial de terror, producto de una investigación sobre la historia y las características de la literatura del género. Incluye una entrevista exclusiva con Jesús Navarro, presidente del Círculo de Lovecraft.



La otra escuela: Pedagogía Freinet en Lille

Video de  Charlotte Lessana Magali Roucaut [fr]


L'école autrement - Une méthode Freinet from Charlotte Lessana Magali Roucaut on Vimeo.

En Francia, cada profesor es libre de aplicar el método de enseñanza de la elección. "La escuela de otro modo" traza los contornos de la innovación educativa actual, centrándose en ocho diferentes experimentos, realizados por ocho profesores para quienes el aprendizaje es el tema de la investigación constante. Los métodos de prueba tienen una base común: poner a los niños en el camino del conocimiento, haciéndoles descubrir por sí mismos, el registro de la clase en la continuidad de la vida en la apertura hacia el exterior, lo que permite acceso de los niños su sensibilidad, su subjetividad, su individualidad.


 Desde 2001, los profesores formados en Freinet hizo cargo de la operación de una escuela en Mons-en-Barœul en las afueras de Lille.

El maestro Antoni Benaiges

La grandeza de ser maestro

Esta es la historia de un maestro. Un ejemplo de vocación, entusiasmo por su trabajo y valentía que difícilmente puede dejar indiferente a nadie. El libro “Antoni Benaiges. El maestro que prometió el mar” (Blume) hace que su entrega, que le llevó a perder la propia vida, no fuera en vano. texto ANTONIO G. ITURBE fotos SERGI BERNAL
Porque el azar es azar, muchas veces las cosas más extraordinarias que encontramos son, precisamente, las que no buscábamos. Así le sucedió al fotógrafo Sergi Bernal con esta historia: fue un hallazgo inesperado, aunque también es cierto que él algo andaba merodeando. Sintió el impulso de retratar con su cámara un momento muy sensible: la inhumación de los restos de una fosa de la Guerra Civil. No se puede descartar en esa pulsión el hecho de tener un abuelo aguerrido que perteneció al POUM. Bernal consultó con la historiadora Queralt Solé, perteneciente a la asociación por la memoria histórica Mirmanda, para saber dónde podría retratar alguna fosa que se estuviera abriendo en Cataluña. Ella le explicó que no había ninguna. Las fosas catalanas son casi en su totalidad de militares, vinculadas a los frentes de la guerra, y la dificultad de identificar los restos de los combatientes hace que apenas se toquen. Además, Sergi quería una fosa de civiles, de personas a las que la guerra hubiera arrollado y donde su exhumación pudiera tener un sentido reivindicativo. Fue ella la que lo puso en contacto con otra asociación y la exhumación de una fosa en un paraje de Burgos llamado La Pedraja. Y hasta allí se fue Bernal con su cámara.

Foto de Sergi Bernal

Las fotografías de la exhumación de los restos de 105 personas, asesinadas y enterradas el 25 de julio de 1936 (una semana después del golpe de Estado del general Franco), forman parte de este libro, acompañadas de las explicaciones del antropólogo Francisco Ferrándiz. Pero, aún siendo un documento importante, se han convertido en un apéndice, un epílogo. Mientras Bernal estaba fotografiando los restos, pero fundamentalmente las miradas e impresiones de aquellos que contemplaban cómo la tierra revelaba lo que escondía, un hombre de avanzada edad le dijo: “Aquí está enterrado el maestro de mi pueblo”. Y esa frase fue para él una chispa que encendió la hoguera de su curiosidad. ¿Quién había sido aquel maestro? ¿Por qué acabó en aquella fosa? ¿Por qué, más de setenta años después, aquel hombre seguía recordándolo con emoción? El nombre del maestro era Antoni Benaiges, pero en el rompecabezas de su vida estaban todas las piezas perdidas. Para recomponerlas, Bernal ha rastreado intensivamente archivos, visitado testimonios y a los propios familiares de Benaiges.

Este libro es el resultado de esa indagación, puesta en las manos hábiles de un Francesc Escribano (autor de una excelente biografía de Pere Casaldáliga y de otra de Puig Antich) que ha reunido con delicadeza, y a la vez con decisión, los pedazos de una vida que rompió trágicamente la Guerra Civil. Escribano confiesa que él, en realidad, no podía escribir este libro: en el momento en que se lo propusieron estaba a punto de marcharse fuera de España durante tres meses para atender el rodaje en Brasil de la película sobre su biografía de Casadáliga. Era imposible escribirlo, no podía… Pero tuvo que hacerlo. En cuanto conoció la historia de Benaiges notó el temblor y supo que debía escribirla. Esta es otra más de las muchas paradojas y azares que han llevado hasta este libro, que se ha ido ensamblando de manera inverosímil. Así, la redacción de la peripecia vital de este maestro catalán en la Guerra Civil se realizó en las selvas de Brasil, en los tiempos que Escribano tenía libres. Benaiges no era católico, pero seguro que se hubiera entendido muy bien con Casaldáliga.

Primera parada: Mont-Roig

La primera pista de la vida de Benaiges llevó a Bernal a Mont-Roig, una localidad de Tarragona. Y a su casa natal de Cal Reverter. Allí, sus sobrinos nietos Elisa y Jaume apenas conservaban recuerdos de aquel tío del que sabían que murió en la Guerra Civil, que era un hombre de ideas progresistas y que era un gran bailarín. Pero tenían algo más, una vieja caja de cartón, decorada con estampas rurales, donde se conservaban los recuerdos del tío Antoni: unas pocas fotografías en blanco y negro y un puñado de cuadernos antiguos, impresos de manera rudimentaria. Esa caja había permanecido durante décadas en la familia, incluso cuando tener papeles que lo relacionasen a uno con republicanos o represaliados de la guerra era un asunto peligroso. Pero la caja formaba parte de la historia familiar, era el último recuerdo de aquel tío maestro que se fue a enseñar a un pueblo de Burgos y nunca más volvió. La familia poco más sabía y la indagación fue llenándose de aportaciones documentales y de testimonios diversos hasta ir volviendo nítida la fotografía de Benaiges. 

Benaiges y su clase, sus alumnos
 

Para entender su recorrido vital, primero hay que situarse en la España de su tiempo. Cuando en 1931 se instauró la República, el primer ministro de Educación y Cultura de la época (lo que entonces denominaban Instrucción Pública y Bellas Artes), Marcel·lí Domingo, puso en marcha un poderoso plan de modernización escolar en un país donde un tercio de la población no sabía leer ni escribir. Nos lo recuerda en el libro la historiadora Queralt Solé: “El ministro afirmaba que el maestro era el primer ciudadano de la República”. En ese ambiente de cambios, de creación de 7.000 nuevas plazas para docentes y la dignificación de aquel oficio que antaño tenía salarios de hambre, surgió una generación de jóvenes maestros muy implicados en este afán reformista. Hubo un momento en que pareció que España podía ser otra.

Entre estos nuevos maestros, un grupo se sentía muy interesado por el método puesto en marcha en Francia por Célestin Freinet. Su idea es que la letra con sangre no entra. Él proponía que las clases se desarrollaran en un ambiente de cotidianidad, con participación de los alumnos y una atmósfera donde el trabajo riguroso no estuviera reñido con la alegría de aprender. Y, para fomentar eso, se dotaba a cada escuela de una pequeña imprenta. Ahí los alumnos podían desarrollar sus ideas, practicar la redacción, la lectura, y además realizar un trabajo manual en equipo con la propia imprenta y tener la motivación de ver impreso su propio esfuerzo.

Antoni Benaiges, tras acabar sus estudios de magisterio, fue destinado como suplente a varias escuelas de Madrid, y después volvió a Cataluña, para dar clases en Vilanova i la Geltrú. En Cataluña había un grupo de maestros muy partidarios de la técnica Freinet y él se sumó a ellos con entusiasmo. Organizaban sus reuniones para hablar de pedagogía e incluso tenían una revista, Colaboración, donde publicaban artículos sobre sus experiencias. El ideario de Benaiges lo resume Escribano de la manera más sintética y clara posible: “Respeto y libertad”.

Parada final: 1934, Bañuelos
Antoni Benaiges, el maestro que prometió el mar
Blume
 
Bañuelos de Bureba era un pueblo de doscientos habitantes y ninguna carretera, un lugar perdido en el interior de Burgos a donde Benaiges llevó en su maleta de ilusiones el empuje de la alfabetización. Él mismo pagó de su bolsillo el dinero para poder tener una imprenta con la que poner en marcha el método Freinet y los niños rápidamente quedaron fascinados con aquel maestro tan distinto a lo que hasta entonces habían conocido: “Los niños estaban muy contentos con él porque cambiaron de un maestro que les pegaba con la vara y les castigaba duramente a este que les enseñaba, les llevaba de excursión y hasta les compraba comida”

Los chavales no podían asistir siempre a clase porque debían ayudar a hacer la colada o en el campo. Había gente que miraba con desconfianza y algo más a aquel profesor de extraños métodos que no asistía a misa los domingos. Un maestro que hablaba mucho con los alumnos y daba pocas matemáticas. Pero nada de eso apagó el entusiasmo de Benaiges, que dijo esto en uno de los muchos artículos que escribía ardorosamente para la revista freinetista Colaboración: “El niño, para ser educado, necesita camino libre, trazarse por sí mismo la trayectoria de sus actividades. ¿Que con papel sin rayar el niño escribe torcido? Mejor. Un motivo más para mejorarse yendo derecho. Dejémosle”.

Con la imprenta empezaron a trabajar enseguida, imprimiendo unos cuadernillos con los trabajos de los niños sobre diversos asuntos que se trataban en clase. Los chicos y chicas participaban risueñamente en aquel proceso. A la serie de publicaciones trimestrales de los alumnos las bautizó como Gestos: “Le llamaremos Gestos. Gesto es carácter. Expresión libre. Matiz. Vida. Atributos de la escuela”. Una muestra del resultado de aquellas labores escolares son precisamente los trece cuadernos monocolores que con tanto afecto ha conservado su familia durante décadas. Y esta generosa edición de Blume incluye un facsímil de uno de esos cuadernos, tal vez el más emotivo y que tiene la clave del título del libro. Se trata de un cuaderno surgido de una propuesta de trabajo de clase de Benaiges: pregunta a unos niños incrustados en el secano de Castilla cómo creen que debe de ser el mar. Sus respuestas son de una inocencia que desarma. Todos fabulan de una manera tal que se tiene la impresión de poder ver, a través de sus palabras, el brillo de sus pupilas al soñar con el mar. Este es un libro lleno de momentos emocionantes y la lectura del cuaderno es uno de ellos. Es difícil no contagiarse de la ternura de los niños y la devoción de Benaiges por la enseñanza: “Los maestros no tenemos vacaciones. Así como suena. Donde va el maestro, va la escuela”, escribió en el cuaderno de final de curso de Gestos de 1935.

Él era un soñador práctico, un reformista. Por eso, a aquel puñado de niños no les prometió la luna, pero casi: les prometió ir a ver el mar. Los autores del libro han constatado cómo Benaiges pidió a su familia que le preparasen la casa familiar de veraneo en la costa. Sería una manera de que aquellos niños tuvieran una oportunidad, por fin, de ver el mar. Pero el verano trajo una marea inesperada, de odio y atrocidades. A Benaiges, un profesor republicano, progresista y catalán, le encontró el estallido de la Guerra Civil en el peor sitio posible: Burgos, capital provisional del primer gobierno fascista.

En el libro se ha logrado reconstruir la manera en que Benaiges murió asesinado. Son páginas muy dolorosas, pero por fin se logra en ellas, tantos años después, arrojar luz. Porque Escribano nos recuerda que la primera víctima de la guerra es la verdad. La apertura de fosas de la Guerra Civil es un asunto delicado, pero en esta ocasión se ha demostrado útil, pues lo que aflora no solo son restos deteriorados, sino también memoria.

A la presentación del libro, celebrada en el Pati Manning de Barcelona, asistieron los sobrinos de Antoni Benaiges y Escribano les preguntó qué sensación habían tenido al ver recompuesta la historia. Jaume Aragonés Benaiges dijo sentirse enormemente satisfecho porque habían devuelto al Tío Antón la dignidad. Cuando el inquieto fotógrafo Sergi Bernal, al visitar a sus antiguos alumnos, les preguntaba por Benaiges, alguno de ellas, tantas décadas después, aún conservaba aquellos modestos cuadernos de la escuela hechos en la imprenta que trajo el maestro. Un señor ya mayor le dijo a Bernal que ese cuaderno no lo vendería ni por 100.000 pesetas ni por nada. Este es un libro de un valor que no se puede medir. La recuperación de la memoria de este héroe contemporáneo que fue el maestro Benaiges es una de esas obras que demuestran que los libros son un arma cargada de futuro y de presente.

Originalmente en Qué Leer. 


La pedagogía Freinet en la educación infantil

María Trinidad Crespo Álvarez

En el mundo de la enseñanza y en relación con la Educación Infantil se habla con frecuencia de: "organización por rincones", "rincones de actividad", "metodología por rincones", "talleres", "talleres integrales", etc.; pocas veces de "la pedagogía Freinet", "las técnicas Freinet en el parvulario", "la organización de la clase por talleres según Freinet", etc.

Autores, publicaciones, docentes... se olvidan a menudo del creador de la pedagogía en el seno de la Escuela Moderna, sucesora de "la asamblea" para el trabajo del "grupo de clase" o "grupo medic", cayendo así en una de las limitaciones del método (el mal uso de las técnicas Freinet o el término medio consistente en aplicar pequeñas recetas).

Parece interesante, como en situaciones análogas, beber en las fuentes, si se quiere asumir en su verdadera dimensión un modelo tan importante para la primera etapa educativa.

Centro Freinet Prometeo
Ilustración de Javier Olivares

La Escuela Moderna de nuestro siglo propone:

– La escuela debe modernizarse (instrumentos, técnicas y métodos) para que funcione.
– La escuela debe ir al encuentro de la vida y adaptarse al mundo del presente y del futuro.
– La democratización de la enseñanza.
– El tanteo experimental es la base de los métodos naturales, y precede a las leyes y las reglas.

Respondiendo a estos planteamientos, las técnicas Freinet en el parvulario atienden a:
– La necesidad de seguridad del niño.
– La necesidad de actividad infantil.
– El paso fácil del juego al trabajo.
– La participación creciente en la responsabilidad.

Celestín Freinet fue un hombre apremiado por la enfermedad, que se instala en 1920 en Bar-Sur-Loup como maestro en una escuela de la alta Provenza. Gravemente herido en el pulmón durante la guerra, Freinet no puede hablar largo tiempo, lo cual dificultó su labor en el aula.
Lee a los pedagogos e ideólogos del momento, pero es en contacto con la realidad escolar cuando se desencadenan en él serias dudas en cuanto a la eficacia de las técnicas pedagógicas tradicionales. Paralelamente, y como autodidacta, pasa con éxito la licenciatura de letras y Pedagogía, pero se obstina y decide ser Maestro de Primaria durante toda su vida.

En la primera época introduce innovaciones en su clase: paseos y visitas a los artesanos locales, talleres en clase de tejido y carpintería... El trabajo intelectual en su escuela pierde poco a poco exclusividad en beneficio de una síntesis más rica entre trabajo intelectual y trabajo manual. En palabras de su compañera y fiel colaboradora Elise Freinet: "La escuela estaba abierta a la vida".

Colabora en revistas de vanguardia y crea una cooperativa local de producción y consumo, ganándose la simpatía de las gentes. A la vez, va tomando La pedagogía conciencia de la dependencia de la escuela con respecto al medio que la condiciona. Para Freinet, la búsqueda pedagógica llega a ser entonces inseparable de las condiciones objetivas, a través de las cuales se enriquece la escuela, es decir, la salud psicológica, fisiológica y moral de sus niños, ligadas a las mejoras en cuanto a las condiciones del trabajo de los maestros.

El descubrimiento de la imprenta como útil pedagógico inicia una revolución escolar que no cesará de desarrollarse. Comprende que él tiene que aprender de los que aprenden, igual que la escuela tiene que impregnarse del tejido social que la rodea, para modificarlo. Responsable sindical de la Federación de Enseñantes colabora en L’École Emancipée . Es en esta época cuando surge el núcleo militante de lo que llegaría a ser la CEL (Coopérative d’Enseignement Laïque), que desarrollaría luego el Movimiento Freinet.

Los primeros contactos entre maestros hacen nacer la idea de los intercambios escolares, de donde surge "la correspondencia". "La Gerbe", diario de niños, escrito por los niños, se apunta a estas primeras iniciativas y multiplica el Movimiento, que comienza a extenderse al extranjero.

En 1928 Freinet cambia Bar-Sur-Loup por Saint-Paul de Vence. El movimiento, que cuenta ya con un centenar de personas, deja entera libertad política a sus miembros y lucha por una pedagogía popular. Mientras, se produce un enfrentamiento entre las autoridades políticas y religiosas frente a la escuela de Freinet, que será desplazado y deberá construirse su propia escuela, abierta con prioridad a los hijos de obreros. En estos años participa en el Frente Popular de una manera crítica, siendo un período en el que la lucha pedagógica y social van unidas.

La guerra conduce a Freinet al campo de concentración de Vichy, donde escribe muchas de sus obras. Sus obras más importantes son: La educación por el trabajo, El tanteo experimental, Ensayo de psicología sensible, Por una escuela del pueblo, Hacia una pedagogía del siglo XX, Las invariantes pedagógicas, Enfermedades escolares, La formación de la infancia y de la juventud, La educación moral y cívica, El texto libre. Y otras conjuntamente con Elise Freinet o R. Salengros (Nacimiento de una pedagogía popular, p.e.).

Tras su liberación del campo de Vichy participa en la Resistencia. Muere en 1966. El Movimiento con su nombre se extendió desde entonces por varios países y cuenta con miles de seguidores. En España, y durante nuestra triste Guerra Civil, surge la Escuela Proletaria, como aplicación de las teorías de Freinet, en Aragón y Cataluña. En la actualidad siguen la metodología de Freinet de forma más o menos fiel y acertada un buen número de maestros, si bien no se ha generalizado. En cambio sí se han extendido, como decía al principio, pequeñas recetas del contenido pedagógico que nos legó.

María Trinidad Crespo Álvarez
Inspectora de Educación Jubilada. Ponferrada

Celestín Freinet crea toda una doctrina educativa, tomando como punto de partida sus importantes invariantes pedagógicas. Las invariantes pedagógicas, en número de treinta (en realidad son treinta y dos, porque la número diez es triple), se organizan en tres grupos: las tres primeras se refieren a la naturaleza de las reacciones del niño; desde la cuarta hasta la diez, inclusive, analizan las reacciones del niño. Finalmente, las comprendidas desde la once a la treinta, se dedican a las técnicas educativas.

En el primer grupo se establece que el niño es de la misma naturaleza que el adulto y cómo su comportamiento escolar depende de su estado fisiológico, orgánico y constitucional. Las invariantes del segundo grupo, encadenadas maravillosamente de forma que cada una deriva de las precedentes y condiciona las posteriores, rechazan tanto el autoritarismo como la pretensión de alinear al alumno; en paralelo, defienden su derecho a elegir un trabajo motivador, huyendo de rutinas y fracasos inhibidores.

En el tercer grupo se establecen las condiciones básicas para el desarrollo de técnicas educativas. Freinet subordina la memoria y la inteligencia (especialmente la de tipo abstracto, tan cultivada en el medio escolar) a la experiencia y el tanteo experimental (no la observación, explicación y demostración tradicionales en la escuela), ya que considera a este último la vía natural para la adquisición del conocimiento. Aun reconociendo el valor del orden y de la disciplina, rechaza el control y la sanción (con inclusión de los castigos), porque ofenden a la dignidad y solamente dentro de la dignidad es posible la educación. Igualmente rechaza las notas y las clasificaciones.

Defiende el trabajo individual y el que se realiza en equipo, que considera superiores al “gregario”, realizado en monstruosos complejos escolares. Estima que la democracia en la escuela prepara ciudadanos demócratas para el día de mañana y concluye en su doctrina con la esperanza optimista en la vida, para justificar todos los tanteos y la acción educativa. Derivando de la teoría definida en las invariantes pedagógicas, y ya orientándose hacia el ámbito de la práctica, idea una metodología y unas técnicas. 

Destaca varios aspectos importantes en el hacer metodológico:
– la organización de la clase: los talleres;
– la vida cooperativa;
– la organización del tiempo;
– la parte de ayuda: el papel del maestro.

Las técnicas principales propugnadas por Freinet son:
– el texto libre;
– la correspondencia interescolar;
– la imprenta.

La organización de la clases


Si queremos que el espacio escolar sirva al niño, es necesario que éste adquiera pronto el hábito mental de poseer la escuela, no de ser un huésped de la misma. Al organizar el espacio se ha de tener en cuenta su necesidad de seguridad y de actividad, de espacios abiertos y cerrados, de contactar con la naturaleza y con el mundo social en el que vive. Propone como organización óptima los talleres, a modo de lugares o rincones en la clase (o fuera de ella) donde el niño encuentra al alcance de su mano los diversos materiales para el juego-trabajo con autonomía, con unas consignas que los propios niños se irán marcando. Ideados, en principio, por el maestro, progresivamente serán los alumnos quienes los propongan, aporten materiales o realicen proyectos. No son un fin en sí mismos, sino un medio para realizar un proyecto individual o colectivo.

Los talleres permiten a los pequeños escoger actividades y materiales, situarse en grupo y relacionarse con los demás. Respetan sus deseos y facilitan la evolución de la clase en función de su propia evolución. Pueden ser: fijos en el espacio o sin lugar fijo, permanentes u ocasionales, espontáneos, creativos, etc. Entre lo más frecuentes podemos citar: taller de juego simbólico, de expresión gráfica o plástica, de construcciones, de participación en el trabajo de los adultos, de aprendizaje social (de lectoescritura con libros de imágenes, el libro de la vida, el material de impresión; de cocina, telares, de disfraces...), etc. Es indispensable un rincón para aislarse, estar tranquilo o mirar un libro. En cualquier caso un taller no puede convertirse en un sitio sin vida; nunca un rincón para nada. Se solucionará motivando a partir de experiencias vividas: la correspondencia, una visita, un paseo...

La vida cooperativa


Se inicia como una entrada en el grupo, para repartir tareas o con ocasión de un conflicto. Pasa por varias fases: 1. toma de conciencia de la vida del grupo (socialización); 2. las reglas de vida (pequeñas leyes), espontáneas o artificiales, que llevan a las reglas de la clase; 3. distribución de responsabilidades (primero de materiales y después sobre la vida del aula); 4. la práctica de ayuda; 5. los proyectos comunes o colectivos o planes de trabajo (general, anuales, semanales, cotidianos). En esta última fase se incluye “le bilan” (el
balance o la asamblea) con objetivos como reunirse para hablar, respetar a los demás, saber dialogar y escuchar, solucionar problemas, aprender a decidir, aceptar otras opciones... Se complementa con el cartel-registro y la ayuda del maestro.

La organización del tiempo


La jornada se desarrolla mediante alternancias: momentos de talleres y de trabajo individual o de grupo; pero se mantienen dos momentos fijos: al comenzar el día, la asamblea, llena de proyectos, comunicación de deseos, experiencias, sueños... con petición de colaboraciones, etc. Y el balance al finalizar la jornada.

La parte de ayuda


El maestro planifica, prepara, participa, propone o canaliza actividades, motiva, globaliza... Está relacionada con la actitud del docente y el clima que sepa crear en la clase. En cuanto a las técnicas, poco se ha de explicar del texto libre, que ha de ser auténticamente libre, motivado y no marginal al trabajo escolar. La correspondencia escolar (en la etapa de Educación Infantil, se realiza con la ayuda de la educadora) propicia: la comunicación, la expresión, afectividad, apertura, intercambio, ampliación de conocimientos, socialización, afianzamiento de la personalidad, etc. La imprenta, técnica apropiada para la lectura y la escritura supone una actividad lúdica muy motivadora, implica la ordenación del trabajo en grupo cooperativo y permite la reproducción de los textos en el número deseado.

La pedagogía de Freinet, en su mayor parte, es muy adecuada para llevar a la práctica en la Educación Infantil. Pero, evidentemente, está sujeta a varios tipos de limitaciones: los límites personales (cansancio, el tiempo, falta de preparación...) y el mal uso de las técnicas Freinet (situaciones admitidas, situaciones peligrosas como el rechazo o el término medio con pequeñas recetas, o la postura ante el dualismo de tradición o vida). Existe una amplia bibliografía (libros y revistas), en varios idiomas, que ayudan a la buena comprensión de Freinet, un pedagogo comprometido, con auténtica vocación docente.

Mª Trinidad Crespo Álvarez
Cuadernos de Educación 1
http://redes-cepalcala.org/inspector/DOCUMENTOS%20Y%20LIBROS/AUTORES/FREINET-EI.pdf