Hortensia Fernández
Celestin Freinet, maestro, es uno de los pedagogos más importantes del siglo XX. Nacido en Francia el 15 de octubre de 1896, sobreviviente de dos guerras mundiales que marcaron su vida, excede los límites de su país y marca su influencia en muchas partes del mundo convirtiéndose en el más importante representante de la pedagogía para la cooperación. Bajo su nombre se cobijan la resistencia docente ante la imposición del poder, la necesidad de recuperación de la práctica cotidiana, y la búsqueda de un vínculo y una relación permanentes con la comunidad en la que está inserta la escuela de modo que ésta funcione como eje vertebrador para el desarrollo de ambas. La creación de técnicas didácticas y estrategias de intervención pedagógica renovadoras marcan su manera de hacer escuela.
Es entonces su nombre muchos nombres, muchas caras y muchas inteligencias, todas ellas en búsqueda de una mirada distinta de la educación y de la enseñanza que empiezan por recuperar a la infancia, a la niñez como una categoría digna de ser considerada a la hora de decir qué, cómo, cuándo, dónde, por qué y para qué enseñar. Hace escuela partiendo de la mirada del sujeto que aprende, de su relación estrecha, equitativa con el que enseña, y tomando en cuenta siempre la condición del medio.
La tarea central de Freinet es construir autonomía, inteligencia, conocimientos, trabajo solidario; desarrollar una pedagogía y una psicología sensibles que puedan hacerse populares. Construir una pedagogía del pueblo y para el pueblo a través de la acción comprometida y permanente de maestras y maestros. A ellos, trabajadores y trabajadoras de la enseñanza, Freinet les pide que intervengan no sólo desde la marcha social sino desde su propio quehacer, parte esencial de la acción ciudadana que requiere llevar la vida a la escuela, sacar las aulas a la vida, recordándonos que un mundo compartido, justo y equitativo será necesariamente un mundo mejor.
La propuesta de Freinet es una unidad de análisis que rebasa los límites de la escuela, buscando entender ésta en relación con los procesos sociales, fusionada en ellos para mejorarlos. Esto explica por qué la pedagogía Freinet es necesariamente una pedagogía en contexto, una teoría y una técnica desarrolladas a la medida de las necesidades, colocando así, a diferencia de otras propuesta pedagógicas, a las y los docentes ante el compromiso y la oportunidad de construir y reconstruir permanentemente y de manera autónoma su propia acción pedagógica, sin esperar que nadie les lleve de la mano o les dé recetas mágicas.
Para este gran pedagogo contemporáneo, la vida diaria entra a la escuela centralmente a través de la comunicación y la palabra: de manera natural se construyen los relatos, los textos libres, que no son otra cosa que la vida. Su tarea central es que todos puedan apropiarse de la palabra, encontrar su voz, construir la palabra oral y escrita, acercarse a su intimidad, arrebatar los medios de reproducción de la palabra escrita y de la comunicación a los poderosos que la monopolizan y acaparan, hacerla llegar a todos placenteramente, descubriendo por esa vía la peculiar relación juego-trabajo, trabajo-juego. Sólo encontrándonos con nuestra palabra seremos capaces, para Freinet, de acercarnos a los otros. Leer nos permite ejercer muchos poderes sobre nosotros mismos; escribir también, escribir nuestros propios textos y libros de vida ayuda al encuentro de posibilidades y de diferencias, a la interculturalidad y al internacionalismo.
Alfabetizar cobra así, con Freinet, un sentido amplio: implica toma de conciencia, rigor metodológico, aprender a leer lo escrito más allá de lo escrito; identificar los usos escolares y sociales de la cultura escrita que hay que reconocer y combinar. La propuesta de Freinet entró a México de la mano de Patricio Redondo Moreno, Ramón Costa Jou y José de Tapia Bujalance, refugiados en nuestro país desde los años cuarenta a causa de la guerra civil española. Desde entonces encontró acogida en muchos docentes comprometidos que la han hecho suya difundiéndola a través de distintas organizaciones y movimientos pedagógicos en varios estados del país. México será sede en 2008 del Reencuentro Internacional de Educadores Freinet (RIDEF), espacio privilegiado de intercambio de prácticas y experiencias entre los docentes Freinet del mundo, que se produce durante diez días cada dos años en países diferentes.
Celestin Freinet murió el 8 de octubre de 1966, siendo ya símbolo de la educación cooperativa en todo el mundo, agrupada hoy en la Federación Internacional de Movimientos de Escuela Moderna (FIMEM). Actualmente, es posible encontrar la pedagogía Freinet en las propuestas educativas de prácticamente cualquier país, y por supuesto de la vanguardia pedagógica. Su actualidad, vigencia y pertinencia para enfrentar las demandas de las globalizaciones contemporáneas, pueden constatarse cotidianamente. Los soportes técnicos han cambiado, hoy la Internet sustituye al correo postal y es sede de la biblioteca virtual de trabajo; los textos libres se hacen e ilustran en computadora, en lugar de en la imprenta escolar, y las redes de comunicación entre las distintas comunidades Freinet se organizan en sitios, páginas y blogs, hijos de algún modo de aquellas correspondencias e intercambios interescolares, pero el sentido y el uso creativo siguen siendo los mismos.
Seguramente Freinet estaría satisfecho de ver cómo la práctica de miles de maestras y maestros de todo el mundo se ha transformado gracias al sentido que encontraron en las aulas al acercarse a su pedagogía. Lo menos que Freinet merece es que quienes nos identificamos con su quehacer democrático y de vanguardia lo hagamos patente llevando su nombre unido al nuestro.
Es entonces su nombre muchos nombres, muchas caras y muchas inteligencias, todas ellas en búsqueda de una mirada distinta de la educación y de la enseñanza que empiezan por recuperar a la infancia, a la niñez como una categoría digna de ser considerada a la hora de decir qué, cómo, cuándo, dónde, por qué y para qué enseñar. Hace escuela partiendo de la mirada del sujeto que aprende, de su relación estrecha, equitativa con el que enseña, y tomando en cuenta siempre la condición del medio.
La tarea central de Freinet es construir autonomía, inteligencia, conocimientos, trabajo solidario; desarrollar una pedagogía y una psicología sensibles que puedan hacerse populares. Construir una pedagogía del pueblo y para el pueblo a través de la acción comprometida y permanente de maestras y maestros. A ellos, trabajadores y trabajadoras de la enseñanza, Freinet les pide que intervengan no sólo desde la marcha social sino desde su propio quehacer, parte esencial de la acción ciudadana que requiere llevar la vida a la escuela, sacar las aulas a la vida, recordándonos que un mundo compartido, justo y equitativo será necesariamente un mundo mejor.
La propuesta de Freinet es una unidad de análisis que rebasa los límites de la escuela, buscando entender ésta en relación con los procesos sociales, fusionada en ellos para mejorarlos. Esto explica por qué la pedagogía Freinet es necesariamente una pedagogía en contexto, una teoría y una técnica desarrolladas a la medida de las necesidades, colocando así, a diferencia de otras propuesta pedagógicas, a las y los docentes ante el compromiso y la oportunidad de construir y reconstruir permanentemente y de manera autónoma su propia acción pedagógica, sin esperar que nadie les lleve de la mano o les dé recetas mágicas.
Técnicas Freinet de la escuela moderna |
Para este gran pedagogo contemporáneo, la vida diaria entra a la escuela centralmente a través de la comunicación y la palabra: de manera natural se construyen los relatos, los textos libres, que no son otra cosa que la vida. Su tarea central es que todos puedan apropiarse de la palabra, encontrar su voz, construir la palabra oral y escrita, acercarse a su intimidad, arrebatar los medios de reproducción de la palabra escrita y de la comunicación a los poderosos que la monopolizan y acaparan, hacerla llegar a todos placenteramente, descubriendo por esa vía la peculiar relación juego-trabajo, trabajo-juego. Sólo encontrándonos con nuestra palabra seremos capaces, para Freinet, de acercarnos a los otros. Leer nos permite ejercer muchos poderes sobre nosotros mismos; escribir también, escribir nuestros propios textos y libros de vida ayuda al encuentro de posibilidades y de diferencias, a la interculturalidad y al internacionalismo.
Alfabetizar cobra así, con Freinet, un sentido amplio: implica toma de conciencia, rigor metodológico, aprender a leer lo escrito más allá de lo escrito; identificar los usos escolares y sociales de la cultura escrita que hay que reconocer y combinar. La propuesta de Freinet entró a México de la mano de Patricio Redondo Moreno, Ramón Costa Jou y José de Tapia Bujalance, refugiados en nuestro país desde los años cuarenta a causa de la guerra civil española. Desde entonces encontró acogida en muchos docentes comprometidos que la han hecho suya difundiéndola a través de distintas organizaciones y movimientos pedagógicos en varios estados del país. México será sede en 2008 del Reencuentro Internacional de Educadores Freinet (RIDEF), espacio privilegiado de intercambio de prácticas y experiencias entre los docentes Freinet del mundo, que se produce durante diez días cada dos años en países diferentes.
Celestin Freinet murió el 8 de octubre de 1966, siendo ya símbolo de la educación cooperativa en todo el mundo, agrupada hoy en la Federación Internacional de Movimientos de Escuela Moderna (FIMEM). Actualmente, es posible encontrar la pedagogía Freinet en las propuestas educativas de prácticamente cualquier país, y por supuesto de la vanguardia pedagógica. Su actualidad, vigencia y pertinencia para enfrentar las demandas de las globalizaciones contemporáneas, pueden constatarse cotidianamente. Los soportes técnicos han cambiado, hoy la Internet sustituye al correo postal y es sede de la biblioteca virtual de trabajo; los textos libres se hacen e ilustran en computadora, en lugar de en la imprenta escolar, y las redes de comunicación entre las distintas comunidades Freinet se organizan en sitios, páginas y blogs, hijos de algún modo de aquellas correspondencias e intercambios interescolares, pero el sentido y el uso creativo siguen siendo los mismos.
Seguramente Freinet estaría satisfecho de ver cómo la práctica de miles de maestras y maestros de todo el mundo se ha transformado gracias al sentido que encontraron en las aulas al acercarse a su pedagogía. Lo menos que Freinet merece es que quienes nos identificamos con su quehacer democrático y de vanguardia lo hagamos patente llevando su nombre unido al nuestro.