“Una escuela para ser escuela ha de ser pública” Francesco Tonucci

Francesco Tonucci / Maestro, pedagogo, pensador, investigador y dibujante

Por Alfonso Díaz Boj y José Mª Martínez Requejo*

Francesco Tonucci, Frato, nació en Fano (Italia) en 1940. Es un maestro, pedagogo y pensador con una gran vocación por la infancia. Mantiene una importante vinculación a nivel afectivo y profesional con España. Es autor de numerosos libros sobre el papel de los niños en el ecosistema urbano y de artículos en revistas italianas y extranjeras. Sus libros se han traducido al castellano, al catalán, al francés, al portugués y al gallego.

SUS VIÑETAS se “cuelan” entre las líneas de revistas inglesas, japonesas o israelíes. Trabajó como maestro, después se dedicó a la investigación en el Instituto Psicológico del Consejo Nacional de Investigaciones (CNR) de Roma cuyo Departamento de Psicopedagogía presidió posteriormente. Allí ha continuado su actividad profesional estudiando el pensamiento y el comportamiento infantiles en el ámbito de la familia, la escuela y la ciudad, siempre “con ojos de niño”. El objetivo de este programa es crear una base de datos "para y por los niños". Sus investigaciones se centran en el desarrollo cognitivo de los niños, su pensamiento, su comportamiento y la relación entre la cognición de los niños y la metodología educacional.

En 1997 fue nombrado presidente del “Comité Italiano de Televisión y Menores”, comité que pretende la protección de la infancia. En 1991, inició en su pueblo natal el proyecto de Ciudad de los Niños, consistente en hacer una ciudad cuyo punto de referencia sean los niños. El proyecto fue exitoso y se ha ido extendido a distintos puntos del mundo. Actualmente se desarrolla en más que 200 ciudades entre italianas, españolas, argentinas y una red latinoamericana de ciudades de Chile, Uruguay, Mexico, Colombia y Perú.

*Artículo 12: Los niños tienen derecho a expresar sus opiniones libremente y a que esa opinión sea debidamente tenida en cuenta en todos los asuntos que le afecten.

*Artículo 31: Los niños tienen derecho al descanso, al esparcimiento, al juego y a participar en actividades artísticas y culturales.

En la actualidad, aunque jubilado, continúa investigando y apoyando a sus compañeros en las investigaciones que él mismo inició en el CNR en Roma, trabajo que compatibiliza con numerosas conferencias, entrevistas como la que sigue y, como no podía ser de otra manera, con su actividad como excelente dibujante, como "Frato", tarea que inició hace 45 años, en 1968. Entonces dejó que de sus manos de artista, de su esencia de genio y de su corazón de niño naciera Frato, un autor cuyo proyecto y programa es mirar al mundo con ojos de niño, dar voz a los niños que normalmente callan, para denunciar en su nombre los errores que nosotros los adultos cometemos para con ellos.

Francesco Tonucci reivindica la necesidad de jugar, pide que se respeten los artículos 12 y 31* de los Derechos del Niño y apuesta por las ventajas de un modelo escolar más democrático. Para él la escuela que tiene sentido es la que forma ciudadanos y este trabajo comienza por dar la palabra a los niños. 



ENTREVISTA / Francesco Tonucci

La escuela para ser una buena escuela ha de ser pública, abierta. Si es abierta no puede ser confesional. ¿A día de hoy qué valoración hace de la experiencia de “La ciudad de los niños”?

Sigo pensando que está dando buenos resultados porque desarrolla la sensibilidad de los adultos hacia el mundo infantil, incrementando el tiempo de escucha a los niños.

Pero sigue siendo un proyecto muy ambicioso e innovador fuera de nuestra cultura. Es raro que un administrador sienta la necesidad de escuchar a los niños. Cuando lo hace cambia, cambia él y cambia su política, pero ocurre poco.

La experiencia de Roma es muy significativa como respuesta a tu pregunta, porque la fuerza de este proyecto es confiar en la política y su debilidad también. En parte porque la política es débil en el sentido de que varía; Walter Veltroni se va y entra la derecha. No es lógico que el proyecto se acabe si entra la derecha. Yo no llevo este proyecto en cuanto persona de izquierdas sino como persona interesada y preocupada por el destino de la ciudad. Por ello escribí al nuevo alcalde de Roma diciéndole que teníamos un compromiso mutuo, nosotros con la ciudad y la ciudad con el proyecto, ya que Roma era la cabecera de la red internacional por lo que proponíamos seguir trabajando juntos. No he recibido respuesta. Esto es muy feo, especialmente porque la experiencia se corta. Hay niños comprometidos a quienes nadie les ha dicho nada, ni se les llama. Y eso es grave.

Afortunadamente, en sentido contrario, hay lugares como Rosario, en Argentina, donde el proyecto se afirma con fuerza y modifica la estructura organizativa de la ciudad. Se ha construido un laboratorio ciudadano sólido con personas a cargo de ello. Son raíces que afianzan el proyecto más allá del administrador coyuntural, de modo que la experiencia sigue y cuando a su alcalde Hermes Binner pedí crear un laboratorio latinoamericano de la Ciudad de los Niños en Santa Fe, éste aceptó. Allí se celebran encuentros de alcaldes argentinos y latinoamericanos. Hemos hecho muchas cosas creando un punto de referencia importante. En conclusión, donde el proyecto se mueve hay cambios tanto concretos como inmateriales, estos últimos son los más importantes. Cambia la actitud de los adultos.

Cala la idea de que hay que escuchar a los niños porque en sí vale la pena, no porque seamos democráticos o porque les vayamos a dar satisfacción. Por eso digo que no es un proyecto educativo sino político pues no pretende enseñar algo a los niños sino más bien el contrario, que ellos puedan enseñar algo a los adultos para que estos sean mejores con todos, no solo con los niños.

En cuanto al impacto mediático en la sociedad ¿lo está teniendo? ¿La sociedad o los sectores más sensibilizados de esos municipios se hacen partícipes o es solo cosa de políticos concretos?

Os pongo el ejemplo de la experiencia de Rosario. Esta ciudad en 2004 consiguió de Naciones Unidas el título de ciudad mejor gobernada de Latinoamérica. Tres fueron las razones: la salud pública, la administración y el proyecto de La Ciudad de los Niños. En 2005 Rosario organizó una Feria de la Gobernabilidad que en 3 días mostró todas las actividades latinoamericanas relacionadas con este concurso. Cada día fue para tratar uno de los tres temas . Allí tuvimos la oportunidad de exponer nuestro proyecto a todo el continente.

En Rosario se organizó hace unos 12 años un Día del Juego a propuesta de los niños. Desde entonces se celebra una vez al año. Los niños decían que querían jugar todos los días pero que se podía crear una especie de “cumpleaños del juego” que se celebrase en día laborable. Lo que me encanta de trabajar con los niños es que salen propuestas que rompen todos nuestros esquemas porque normalmente si nosotros hemos de hacer algo para los niños lo hacemos en domingo ¿por qué? Porque los otros días los destinamos solo al trabajo, el trabajo es sagrado. Cuando hay trabajo no se hace otra cosa que trabajar, pero si es en día festivo… lo podemos considerar. Sin embargo, los niños decían que el día del juego debía ser laborable porque había que hacer tres cosas. Una, que las escuelas estuvieran abiertas pero solo para jugar por lo que un día al año en la escuela solo se juega. Yo no soy partidario de la escuela como lugar de juego, es decir, de la idea del estudiar como un juego, yo creo que el estudio es algo serio y la escuela ha de ser un lugar de trabajo serio. Fascinante pero serio. Ese día esta lógica se rompe y se juega. Por tanto, hemos de preparar en la escuela un día de juego. Algunas calles de la ciudad se cortan para que sean también lugares de juego para los niños. Lo segundo es que la calle, que normalmente está prohibida para los niños y
es propiedad de los coches, ese día llega a ser un lugar de juego por el solo hecho de ser una calle cerrada, no se necesitan columpios ni cosas así. Y tercero que en ese día los adultos tengan una hora libre pagada, para jugar.

Los niños consiguieron las tres cosas. El ayuntamiento de Rosario concedió una hora a sus empleados invitando a todas las entidades de la ciudad a hacer lo mismo. Rosario es una ciudad de más de un millón de habitantes, no es una ciudad pequeña. En la actualidad, unas quinientas entidades públicas y privadas ese día conceden una hora a sus empleados. En ese sentido, en relación a la pregunta sobre si la
gente es consciente del proyecto, en estas circunstancias hemos de decir que sí, que la ciudadanía se da cuenta.

En Roma la experiencia es diferente. Toda la actividad la desarrolla un grupo de niños que funciona como Consejo de Niños y que una vez al año se reúnen con el alcalde a quien le dan consejos, propuestas y protestas. El alcalde lo cumple, pero que la gente se dé cuenta de esto es difícil.

Pero la noticia fue muy sonada cuando el proyecto se inició en Roma…

Sí, sí, la prensa dio cobertura pero también es un problema nuestro, nosotros tenemos que mover la información. A mí me gustaría mucho más no tanto implicar a la prensa sino implicar a la ciudad, como en Rosario. Hacer cosas que la gente no pueda no notarlas porque están generando cambios positivos e importantes.

¿Cuál cree que es el sentido de la educación pública?

Una escuela para ser escuela ha de ser pública, si no es pública no es escuela. Pública significa capaz de ser la escuela de todos y cada uno de los alumnos, abierta a todos los ciudadanos, por lo cual no puede ser selectiva a la hora de admitirlos ni de educarlos, es decir, ni en la propuesta educativa ni en la recepción de los alumnos.

Un determinado grupo, católicos, del Barça… que desee disponer de su propia escuela siempre configurará una escuela pobre porque no estará abierta ni enriquecida por la diversidad. Por tanto, la escuela para ser una buena escuela ha de ser pública, abierta. Si es abierta no puede ser confesional.

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