- Al menos una lengua antigua adicional, probablemente el griego o el hebreo, y dos idiomas modernos.
- Aprender de memoria miles de versos de poemas en esos idiomas.
- La biblioteca no tendría libros de crítica literaria, y el único ejercicio crítico exigido a los estudiantes sería escribir parodias.
- Todos los alumnos cursarían prosodia, retórica y filología comparada, y tendrían que elegir tres de las siguientes materias: matemáticas, historia natural, geología, meteorología, arqueología, mitología, liturgia y cocina.
- Cada alumno se ocuparía de criar un animal doméstico y cultivar un jardín o una huerta.
Ilustración de John Tenniel |
En "El poeta y la ciudad," La mano del teñidor. Ensayos sobre cultura, poesía, teatro, música y ópera, Adriana Hidalgo Editora, 1999.